ESCLAVITUD CONTEMPORÁNEA
“Soy mujer, soy periodista y soy feminista. Aumento las precauciones y escribo, que es lo mismo que seguir viviendo”.
Con ésta carta de presentación, la periodista mexicana Lydia Cacho inició la conferencia titulada “Las nuevas formas de esclavitud contemporánea”, convocada por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.
“No quiero perder la cabeza” leyó Lydia Cacho para introducir al relato de lo que se ha convertido en parte de su labor profesional, la circunstancia casi inevitable del miedo que sortea constantemente, hostigada y amenazada de muerte por el trabajo que realiza desde hace poco más de diez años investigando las redes de tráfico de personas y pornografía infantil, no sólo en México, sino en todo el mundo.
Y lo dice con orgullo quien logró a través de sus investigaciones la primera condena en América Latina por pornografía infantil y explotación a menores, una sentencia de 112 años de prisión para el “empresario” Jean Succar Kuri, uno de los líderes de una mafia de trata de menores en Cancún, México.
Lydia Cacho citó tres aspectos fundamentales en su trabajo sobre todo desde la perspectiva de las, en su mayoría niñas y mujeres que han sido víctimas de la explotación sexual y el tráfico de personas: entrevistar a las personas sin re-victimizarlas; segundo, conocer las leyes tanto las que protegen al individuo, así como las exigencias constitucionales hacía las autoridades; en tercer lugar, ser consciente que a partir de una entrevista se crea un compromiso iniciático con la víctima que no termina.
El planteamiento de Lydia Cacho es sencillo: “debemos reeducar a las personas y a las familias sobre el significado del erotismo y la intimidad”, en un entorno donde existen más de 100 millones de páginas activas de pornografía por internet, aunado a los mecanismos sociales y actitudes que refuerzan la tendencia a “cosificar” a las personas como parte del dogma capitalista: el cuerpo como mercancía.
Ésta es la conclusión más rotunda a la que llegó, tras el recorrido por 46 países a lo largo de cinco años investigando el negocio de la trata de personas en el mundo, documentado en su libro las “Las Esclavas del Poder”.
No basta con desenmascarar a los responsables, quienes generalmente se mueven en círculos empresariales y de poder político importantes, sino también, insistió, en la educación desde todos los ámbitos en el tema de la igualdad de género.
Incluso en países que tienen un gran avance en este sentido, como España, hay un gran trabajo por delante para combatir la trata de personas. España es considerado uno de los principales destinos europeos de víctimas de explotación sexual, y por tanto un gran consumidor de personas esclavizadas en éste ámbito, según informes de Naciones Unidas.