NO SOY UN TURISTA
No soy un turista. El hotel en el que me albergaré durante estos días está de lujo. Tiene de todo, hasta los baños están limpios, no pensé que fueran tan parecidos a los nuestros. La gente de la recepción es majísima, me trataron como si me conocieran de toda la vida, aunque admito que me sentí un poco abrumado pues no estoy acostumbrado a tanta amabilidad de parte de un desconocido. No soy un turista. Mañana toca safari en un todo terreno y por la noche, fiesta con música y danzas africanas. ¡Será estupendo! No soy un turista, pero desde que llegué no he podido hablar con ningún nativo, pues en el bar sólo hay extranjeros como yo. No soy un turista, es sólo que mucha gente no entiende inglés, y me da desconfianza ir por allá y por acá preguntando a ver si alguien me ayuda a encontrar los sitios que busco.
No soy un turista. Ya he tomado algunas fotos con mi ‘palo selfie’, sobre todo de la comida del buffet que está buenísima: huevos, jamón, café, zumos de muchas frutas, pan y mermeladas, ¡ah! y también de la piscina, pues la decoración me hace sentir como si estuviéramos de verdad en África (aunque lo estamos). Ya casi es tiempo de irnos y siento que aún no he visto nada intersante, pero hoy que es último día, así que gastaré lo que me queda del dinero que cambié para comprar ‘suvenirs’ en la tienda del hotel, que es supermoderna, como las del aeropuerto. No soy un turista.
Pues menos mal, porque si lo fuera… Me gustó mucho leerte. Besos a tu corazón.
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