La hora feliz
La fastidiosa mosquita con su lengua veloz, absorbió los restos del terrón de azúcar, con el que endulcé mi café esta mañana. Pero aquel zumbido atroz, tan suyo, para invitar a sus compañeras… Sigue leyendo
La fastidiosa mosquita con su lengua veloz, absorbió los restos del terrón de azúcar, con el que endulcé mi café esta mañana. Pero aquel zumbido atroz, tan suyo, para invitar a sus compañeras… Sigue leyendo