Blancas o negras
El tablero de ajedrez sobre la mesa, un juego sin empezar, y dos copas vacías.
—Hace tantos años que no hacía una partida con alguien.
—¿Y cuál era el motivo?
—Simplemente, nadie aceptaba una invitación tan inusual. Cuando le decía a alguien que viniera a casa a jugar una partida de ajedrez, parecía que le estuviera proponiendo un acto de tortura.
—¿Blancas o negras?
—Lo echamos a suerte, como se suele hacer.
—Para mi es igual, como si no lo supieras. Me tocan las blancas
—¿Más vino?
—Gracias
—Pues como te decía, desde que estoy de baja médica, me he vuelto un experto en el ajedrez.
—¿Depresión?
—¿Cómo lo has sabido?
—Lo veo en tu mirada. Te toca.
—Pero yo nunca lloro.
—La gente piensa que la depresión se relaciona con el llanto constante, pero no. Bueno, no es solo eso. A veces llorar…
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Muy bueno, Mayté. Me gustó.
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Muchas gracias, abrazos largos hasta allá.
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