EL SALUDO SUEÑO

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Los abuelos se despertaban cada mañana y a modo de ‘buenos días’ se preguntaban mutuamente qué habían soñado. Los sueños eran importantes para ellos, porque en ellos se reconocían con todas sus fantasías, sus anhelos y sus miedos. Sus sueños eran sobre cosas ordinarias, como la vaca a punto de parir, la recolección de las frutas de los árboles, el cielo azul, gris o rojo. Pero en los días de verano, el calor provocaba que la vigilia se prolongara hasta la madrugada del día siguiente. Sin embargo, ambos fingían dormir e inventaban algo que contarse para mantener la ilusión que los hacía sentarse juntos a la mesa ante el café humeante, mientras hablaban de sus sueños hechos realidad mientras dormían.