HERIDA DE AGUA
A su paso la lluvia
laceró la tierra
con ampollas cristalinas
reverberantes.
Pero aquella humedad
no sería suficiente
para que de su vientre
brotaran arbustos y flores.
Cuando el flagelo del sol
con sus rayos de ungüento
unte de nuevo la tierra
dejará en la superficie
sus llagas resecas
tal vez entonces
de su piel estéril
germinará el dolor
la sed
y la tristeza.